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08 junio 2009

La red y la escuela(1)


Un gran tema de preocupación para los docentes de enseñanza media es la apatía e indiferencia de sus alumnos al respecto de los contenidos que se enseñan.

Afirman que esta situación pone en riesgo la existencia misma de la escuela como transmisora de cultura, hasta el punto en que llegan a afirmar que la escuela se ha transformado, con la anuencia y estímulo del estado, y la indiferencia de la familia, en una institución asistencialista. Lo confirman en el marco reglamentario estricto que el estado baja a la institución, al respecto de retener a aquellos alumnos que los docentes definen como dis-funcionales o in-educables.

Es como si en vez de una, dos o tres generaciones de distancia, existieran diez. Se ha abierto una brecha cultural entre generaciones sucesivas difícil de salvar.

La palabra más usada es crisis. La escuela está en crisis.


Esta visión micro de la crisis nos abruma y paraliza. El hecho es que todas las instituciones de la modernidad, desde el estado hasta su modelo de familia, se encuentran en esta situación.

No es una crisis pasajera, está sucediendo una mutación del mundo histórico-social, que tiende a destituir al Estado moderno y sus instituciones, incluida la escuela.


El concepto de destitución ha sido trabajado por Castoriadis, que lo define de la siguiente manera: “Entendemos por destitución el movimiento del imaginario social que se retira de las instituciones y de las significaciones imaginarias sociales existentes, al menos en parte, y las desinviste, las destituye, quitándoles lo esencial de su validez efectiva o de su legitimidad, sin por ello proceder a la creación de otras instituciones que tomarían su lugar o de otras significaciones imaginarias sociales.”

Y la destitución de la escuela es palpable. Entre las conclusiones de una investigación realizada en los cuadernos de nuestros alumnos primarios(Finocchio, 2005) se afirma que “con respecto al grado de conexión de lo que se enseña con la realidad presente, se advierte que las definiciones sociales y políticas relevantes para la ciudadanía están ausentes. Las voces dispuestas a hablar sobre la democracia, la republica, la libertad o lo social –y a la que los docentes podrían acudir para enseñar- no se escuchan”

No hay capacidad de respuesta, y es porque estamos en la fase terminal de un proceso iniciado hace tiempo, que ha pasado inadvertido para los más, que algunos no quisieron ver, que otros se esfuerzan por acompañar, y que los que piensan el mundo advierten desde hace varias décadas.

Pero, además, con Internet, hay una irrupción del imaginario universal sin tamizar y sin reglar. O más bien, que tiene sus propios medios para hacerlo, y esos medios no pasan por el Estado, por la autoridad instituida, sino por el libre establecimiento de normas para la convivencia en la red: leyes establecidas por democracia directa en un ágora global: un foro de Astrología por ejemplo funciona con figuras como: • Administradores • Super Moderators • Moderators • Grandes Colaboradores • Administrador de Glosario • Usuarios Registrados.

La irrupción de Internet no pide permiso. La escuela tiene muy poco para hacerse cargo de ella por el momento. Ninguna institución de la modernidad lo tiene, por definición no puede tenerla; ya que la negación del mundo real es una característica de la modernidad, de su sociedad y de sus instituciones: todas ellas están montadas sobre construcciones ideológicas, imaginarias, fantasmagóricas, alejadas del mundo real.

Este es un contenido que no tiene continente en la modernidad, sin codificar, inclasificable. Pasmoso.

Todos los niños que entren a la escuela en lo sucesivo, o estarán familiarizados con esta forma de comunicación social, o formaran parte de una nueva categoría de exclusión. No es un problema de los adultos, es un problema de los niños, de las nuevas generaciones. Nosotros tenemos que resolverlo, y por eso el problema revierte sobre la escuela.

Necesitamos formar maestros. Y tenemos que usar lo que hay, hay que trabajar con lo que hay, pues, de lo contrario, estaríamos haciendo lo que decimos que no hay que hacer: negar el mundo real.

1 comentario:

gerardo rossi dijo...

estoy en total acuerdo con vos( creo que ya lo sabes) lo unico que me parece que entre todos los docentes tenemos que empezar a buscar una solucion a este divorcio existente entre las TIC y la escuela. pero YA