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10 noviembre 2012

La obsesión del casillero y el horror al caos.


La obsesión del casillero y el horror al caos.
Esto es algo universal, lo que no puede ser encasillado nos provoca miedo.
Porque, ¿qué es ésto, que no lo puedo acomodar en un lugar porque nunca se queda quieto? Siempre se está transformando, me desordena mi mundo. A mí, que quiero que todo se quede quieto para controlarlo mejor, el caos me asusta porque es creativo. ¿Quién sabe lo que puede salir de allí? Seguro algo nuevo y nunca visto, algo original y que sea difícil de controlar. Es decir, algo que no se puede encasillar y me asusta.

Policías asustados que reaccionarán con violencia,
la violencia policial en las manifestaciones es un resultado del miedo que les produce lo distinto y el caos
Ellos son los "agentes del orden" instituido. 


Este es el absurdo de la escuela, nuestros alumnos están en transformación y la escuela es una institución normalizadora que impone un patrón preestablecido de transformación. Que nadie saque los pies del plato y se limiten a repetir el patrón. El patrón del siglo XIX.
Una escuela que violenta la naturaleza de los alumnos y que recibe violencia a cambio. Si hay violencia en la escuela es porque la escuela es violenta.



Resulta que la vida que hacen nuestros alumnos por fuera de la escuela es caotica y puede ser muy creativa, pero los obligamos a pasar por la picadora de carne y así todos resultan adocenados y muy pocos se salvan.
Digamos que cuando terminan su escuela obligatoria a los 17-18 años, nuestros alumnos vuelven a la vida y tienen que hacer un camino difícil para saber quiénes son y para tener pensamiento propio. Y la gran mayoría de adultos que han pasado por la escuela no lo logra.
Con esto la escuela "normalizadora" cumple con la función que le fue conferida cuando se creó, fabricar "ciudadanos" a la medida de las necesidades de la producción, el consumo y la guerra. Éxito total.

Miedo a la pobreza y al hambre, un miedo ancestral


Veamos cómo se podría salvar esto. Cómo podría ser una escuela que no sea una picadora de carne.

En primer lugar es evidente que no se la podemos pedir al estado, porque el estado quiere tener todo encasillado para controlarlo mejor. El estado es el aparato burocrático por encima de todo, el monstruo Leviatán que nos come y nos digiere para crecer con nuestra energía. Sin caer en la ingenuidad de pensar que el Estado es un ser anónimo porque no es anónimo, los que poseen las herramientas del Estado -las instituciones- tienen nombre y apellido. Intereses creados que defender.

Por eso una escuela que no sea una picadora de carne se hace por fuera del estado.
Ahora bien, ¿cuál institución existente puede albergar y construir una escuela que no sea una picadora de carne?

Instituciones vivientes no existen. Todas están muertas, en la no-existencia. En la repetición de roles y funciones del siglo XIX.

Alguna vez tenía que suceder, la obsesión del casillero y el horror al caos es una enfermedad del miedo, tanto es así que la palabra caos no existe en el corrector ortográfico del blogger de google y me la está señalando como un error mientras estoy escribiendo esta entrada.
Lo que me hace pensar en el miedo de los niños y en como reaccionan tapándose los ojos y los oídos, porque lo que no se ve ni se oye se esfuma de la existencia para un niño.



La gran mayoría de nuestros antepasados han sido educados con el miedo. Miedo al infierno, miedo a la pobreza y al hambre, miedo a la falta de trabajo, miedo a la enfermedad y miedo a la muerte. Les han metido miedo desde que empiezan a caminar y a hablar.

Lo paradójico es que ese miedo es lo que nos ha llevado al infierno de nuestra vida enferma de sobreempleo o desempleo, ya que el que no está desempleado está sobreempleado y tiene que trabajar doce horas diarias para sobrevivir en la sociedad de consumo compulsivo.
Porque fabricamos gente con compulsión patológica al consumo. Con todo tipo de consumo compulsivo.

A mi casilla de mails llega spam de empresas que venden drogas legales y las puedo comprar por internet como si fueran caramelos. Drogas que enferman.
Yo, que entro a la farmacia a comprar bolsas de agua caliente cada cuatro inviernos, recibo spam de droguerías. Spam que con seguridad es un medio de venta muy efectivo porque si no fuera así no existiría.




Pero volvamos a la pregunta-clave.

¿Cuál institución puede llegar a albergar y a hacer crecer a una escuela que no sea una picadora de carne?
Si no puede ser ninguna de las instituciones existentes porque todas están muertas hay que crear una nueva.
Son las asociaciones civiles sin fines de lucro creadas entre los vecinos.

Porque es necesario hacerlo entre los vecinos, entre los que comparten la vida de todos los días. En tu barrio y en tu pueblo hay mucho conocimiento, mucho más del que hay en la escuela y es posible buscarlo y encontrarlo.
Es el conocimiento de la gente que vive contigo y que desconoces. Porque no conocemos a nuestros vecinos, como esa gente que tiene una vida de conocimiento, que han pasado por todo y miran a distancia y reflexionan sobre lo vivido. Esos que saben cómo se hace y pueden educar para la vida y el trabajo. Y esos otros que pueden educar para el crecimiento de las potencialidades de tus hijos, todo tipo de potencialidades y a la medida de cada uno.

Es claro y evidente que si no conoces a tus vecinos no podrás saber a quiénes puedes confiar tus hijos. Pero tampoco conoces a los maestros de tus hijos en la escuela normalizadora, aunque sí puedes tomar consciencia de lo que está haciendo esa escuela a tus hijos.
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Y en la web se puede aprender a hacer tu casa, y a hacer tu alimento y a hacer tu luz porque está lleno de gente que comparte lo que sabe hacer. Y en tu casa puedes educar a tus hijos y enseñarles a ser hombres libres y autónomos. Hombres que no salgan a mendigar y a humillarse por un trabajo de miseria en una cultura de consumo compulsivo.

El Homeschooling. Se la presupone un handicap, pero si el resultado
es una obra literaria y una vida reflexiva como la de Mergueritte Yourcenar,
 no sé a cuál handicap se pueda referir.  

Es evidente que tendremos que inventar un mundo nuevo en lo social. Un cambio de civilización.
Civilización hace referencia a la vida en comunidad, a la vida en civitas, la ciudad, nuestro ecosistema social comunitario.
No es algo que se pueda hacer desde arriba o desde afuera, pero sí es algo que se puede hacer desde adentro y desde abajo. Apelando a nuestras propias fuerzas, a nuestros deseos de paz y de prosperidad en la paz. A la concordia entre vecinos, concordia significa con-cordar. Vibrar juntos desde nuestros corazones, hacer música juntos. Cantar a coro.

Podrán pensar que lo que veo es utópico y caótico, pero es algo que se puede hacer. Sólo hay que salir de nuestras casas y nuestro encierro, conocer a nuestros vecinos y transformar el miedo en poder.