Advertencia

Este es un blog de autor. Todos sus artículos son de mi autoría y están protegidos por propiedad intelectual. Puede enlazar las entradas o usar parte del contenido si cita la fuente.

06 junio 2009

Educación para la autonomía (1) Buscando en las raíces



Siguiendo el camino de la autonomía no se está solo. La compañía es grande y poderosa porque los modelos a seguir son parte del legado de cultura de todos los tiempos y lugares.
Cuando nos encontramos con ellos, con los inmortales, sentimos que estamos en casa. Sus palabras nos son útiles, hacen eco en nuestra subjetividad, nos apropiamos de ellas, las hacemos nuestras, las resignificamos. Nos involucran en el proyecto más antiguo del hombre, el Proyecto de Autonomía.

Algunas de estas palabras tienen miles de años de antigüedad.
¿Cómo pudo viajar tanto la palabra?¿Quienes las preservan?¿Qué los motiva a hacerlo?¿Cuál es el poder de estas palabras?
Es que nos ayudan a nacer de nuevo, por eso son inmortales. Somos nosotros los que las preservamos, cada uno en cada generación de hombres. Nosotros, los que no pedimos permiso para pensar.

Los modelos que prefiero son aquellos que se dirigen directamente a mí, que me permiten vivenciar el vínculo, revivirlo. Y no es que no tenga en cuenta los investimentos sociales de la palabra, sino que hay algunas que son intemporales: son aquellas que se dirigen a la esencia de lo humano y desde allí me interrogan y me desafían.
Pueden tomar distintas formas: ser diálogos, ser axiomas, ser apologías, discursos, ensayos o conversaciones con amigos. Trocitos de verdad dichos y redichos desde siempre hay en todas partes, lo que es difícil de encontrar es oídos atentos.
Y entonces me pregunto: ¿Cómo se adiestra el oído para limpiar las palabras de su carga de creencias transitorias, socialmente construidas? ¿ Y para distinguir aquellas que han sido ex-propiadas? ¿Y para tener la audacia de usarlas nuevamente?
Lo primero es no pedir permiso, simplemente recuperarlas. Y el que quiera oir que oiga, como afirmó un maestro hace dos mil años.
¿"Quiera" oir? ¿Y qué le sucedió a nuestra voluntad que no "queremos" oir? ¿Por qué el aprendizaje por ensayo –error no funciona? Es decir: ¿Qué nos lleva a repetirnos en el error?
Por otra parte, ¿qué nos mantiene en un “deber ser” tan alejado del propio mundo real, es decir, tan alejado de nuestras necesidades profundas y de las de nuestra sociedad?

Diagnóstico:
Repetición del error= imposibilidad de aprender de la experiencia= neurosis;
Por otra parte: fragmentación= "deber ser" versus necesidades= esquizofrenia.

Tal vez este diálogo ayude a comprenderlo:

-Pregunta: ¿Dices que la sociedad moderna es una sociedad que fabrica personas e instituciones neuróticas y esquizofrénicas? ¿Que yo también lo soy?
-Respuesta: Si..., en alguna medida todos lo somos. Es que está pensada para instrumentalizar a los hombres.
-Pregunta: ¿y con qué lo hace?
-Respuesta: construyendo nuestras subjetividades -nuestras representaciones imaginarias y nuestra voluntad- desde que nuestra madre nos enseña el lenguaje, y después en la escuela, y la socialización durante toda nuestra vida. Está siempre ahí, en el imaginario social que da su sentido a las palabras.
-Pregunta: ¿Cómo caímos en esa trampa?
-Respuesta: todo empieza cuando tomamos a nuestros hijos y hermanos y les robamos la voluntad. Les implantamos deseos que son nuestros y así se esfuerzan para nosotros. Para retenerlos, trabajamos con sus miedos y les hacemos creer que no pueden valerse por sí mismos... esos son los resabios del patriarcado y del matriarcado: el “deber ser” y la “heteronomía”.
-Pregunta: ¿Eso tiene cura?
-Respuesta: Si, dándonos cuenta. Des-instrumentalizándonos
-Pregunta: ¿Y cómo se hace?
-Respuesta: Desaprendiendo con maestros.
-Pregunta: ¿Es difícil?
-Respuesta: Darse cuenta es rápido y fácil. Pero cuando uno se descuida recae.
-Pregunta: ¿Y cómo se evita la recaída?
-Respuesta: Es un aprendizaje; se logra cuando se retiene para sí con firmeza, bien a fondo en la consciencia, la voluntad que nos habían quitado. Así nacemos de nuevo.

Desaprender y aprender de nuevo, entonces mejor buscar maestros.
Y estos maestros... ¿Están en nuestras aulas?

No hay comentarios: