Un desarrollo de lo que somos mediante el contacto con la vida

Voy a empezar afirmando que este título es una definición bastante aproximada de lo que considero educación, y que se la agradezco a José que en un momento inspirado la formuló.
Eso sí que, aceptarla, tiene consecuencias importantes.

En primer lugar que ya al nacer somos algo, que hay un ser innato. Aunque no existan las palabras ni la madurez para nombrarlo, ni para hacer uso de él. Todo está en latencia y todos somos distintos. Cualquier madre lo sabe, no nacen dos hijos iguales, ni siquiera que sean gemelos.

Otra consecuencia es que no podemos desarrollar lo que no somos, que tenemos que descubrir lo que somos para desarrollarlo. En este lugar es donde deben intervenir la familia, la sociedad y el estado ayudando al niño y al adolescente a des-cubrirse.
Para lograrlo la familia, la sociedad y el estado deben proponer un amplio abanico de opciones, mantener la cosa abierta sin cerrar ni determinar algún deber ser.

La función del educador, sea padre, maestro o instructor, es ir reconociendo junto al niño y al adolescente, y proponer los caminos que se vean como más adecuados para el desarrollo de sus potenciales más visibles en el ahora. En este camino no hay juicio de valor, no hay bueno ni malo, mejor ni peor, hay lo que es; y lo que es es un ser en mutación continua. Lo más importante aquí es no definir al niño ni al adolescente.

Vean como lo dice Ken Robinson en este vídeo.

No valen los argumentos económicos para negar la posibilidad de esta educación; que si es muy onerosa, que si el estado y las familias no tienen dinero, eso no es el problema. Cuando se desea algo se derivan los recursos desde otra áreas menos prioritarias, todos lo hacemos así. Usamos nuestro ingenio para hacer lo que deseamos hacer. Si es necesario usar el 20% del presupuesto para a la educación de la nueva generación, lo único que se necesita es decidirlo así.
En economía se sabe que para obtener ganancia se debe invertir, ganancia sin inversión es algo que solo pretenden los estafadores. Si suponemos que los economistas y políticos del gobierno no son estafadores, entonces no se juegan por la educación porque no la consideran prioritaria, su deseo no es firme y constante. Las dos cosas juntas no pueden ser  en este caso. O es una, o es otra.

Salvado el primer obstáculo, sigamos con nuestra definición.

Vayamos a los medios, al cómo, la definición dice que se logra  mediante el contacto con la vida.
Cómo hacer para que la vida entre a la familia y a la escuela, y la familia y la escuela se abran a la vida.
Al respecto de la familia es simple, alguien educado abierto a la vida creará una familia que también lo sea.
Por el lado de la escuela. no es tan simple, se necesita cirugía mayor. Hay demasiados intereses egoístas involucrados en la escuela. Cada uno defiende su nicho donde se ha enquistado. Es patético. Existe una especie de pacto de silencio, todos cambian lo intrascendente y nadie toca lo esencial.

Lo esencial es el formato de la escuela, y el antiguo terminó de morir en la posguerra, está muerto. El formato es madera muerta, no da brotes, flores ni frutos. No vale para educar en el siglo XXI, no sirve para abrir la escuela a la vida.

Los que hacen la educación desde lo institucional lo saben, y los que la piensan desde las universidades también. Y yo que estoy en el llano también. Y no soy la única que desde el llano lo sabe, ya que en el llano se ve muy clarito.

Supongo que el hábito de negar lo que es evidente ante nuestros ojos es una enfermedad psicológica generalizada, producto de una cultura negadora. Una cultura que mata al maestro que dice la verdad para no oírla, como le sucedió a Sócrates hace 2500 años, y sigue sucediendo aún.

La muerte de Sócrates

Como siempre, haremos lo que podamos. Pero me consuela el saber que hay una gran diferencia entre hacer lo que se pueda sin tener un buen diagnóstico, a hacerlo con un diagnóstico bastante ajustado a la realidad.